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Audiodiario
D. Ages entrada 01

Dice el señor Powers que ponga aquí mis impresiones. De momento, sólo he tenido una.

¡Una Reductable nuevecita! ¡Y toda para mí!

Bueno, no es que esté nuevecita, precisamente. El motor de impulsión de babor parece haber sufrido él solo toda la Guerra de la Unificación, mientras que el otro, aunque parece más nuevo, tiene el acoplamiento de los relés lleno de porquería. Posiblemente lo compraron de segunda mano para sustituir el anterior motor de estribor.

Y tampoco es toda para mí. Cuando salía de la sala de máquinas había un tipo con máscara de gas mirándome de forma desaprobadora, como si hubiera estado meando en su taza. No en la de café, sino en la del baño. Bueno, y también en la de su café. Y no es que pudiera verle los ojos con la máscara de gas, pero era definitivamente desaprobador.

El resto de la tripulación de la Reductable es acogedora. Una especie de chef disfrazado de fontanero libraba una batalla con la cocina tratando de sacar de ella más grasa de la que jamás he visto en un motor, y me echó a cajas destempladas de la habitación cuando le ofrecí mi ayuda. Ni siquiera me dejó echarle una mano a limpiar las huellas de aceite que mis botas habían dejado en el suelo. Palaces me saludó cuando entré en el puente, pero no dijo nada más. Estaba entretenido montando su pistola y examinándola desde diferentes ángulos. He visto esa mirada antes. Es la que tengo cuando estoy viendo una nave de la que sólo he oído hablar. Es la que puse cuando ví por primera vez la Reductable.

Cuando el señor Powers me deje instalarme me traeré mis blueprints. Creo que las del modelo Reductable está entre ellas.

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